7 dias

Un titulo por demás cargado tomando en cuenta que gran parte de los latinoamericanos, nos criaron o al menos iniciaron en un marco cristiano-católico.

Pero no, no hablaré de los 7 días en que Dios creó el mundo. Que en realidad fueron 6 porque en el 7 séptimo no hizo nada y sin duda alguna de él, que nos hizo a su imagen y semejanza heredamos, ese gusto por el descanso. Tomen en cuenta el hecho de que nosotros fuimos creados al sexto día. Teníamos un día de creados tal como él es, y zas! que se pone a descansar. Así que ahí ve yo la razón (o la justificación) por la fiaca, pereza, fatiga, cansancio o como mejor la conocemos aquí en México o en cualquier costa: la hueva. Sino es así al menos la hueva fue inventada el séptimo día.

Parece que me perdí de mi punto inicial, y que de lo que se suponía no iba a hablar, terminé hablando. Pero no era eso lo que iba a abordar, sino el suplicio que cargo desde hace seis días y que mañana sábado cumplirá su semana.

El sábado 27 de febrero fue la última vez que pude ver en persona a mi adorada muñeca de trapo. Ese día previo a nuestro encuentro, conviví con mi familia y beí unas copas de Ginebra y coco, que si no hubiera sido por el gusto atrofiado de mi madre y por la ausencia de azúcar en su preparación, seguramente habrían sido divinas. Terminados los tragos me despedí de mi familia y fui a visitar a Alejandra, que si algunos no lo saben es mi novia, cumplimos tres meses en 13 días (uy meyo ¬¬) y también por si no lo saben, porque creo que ella lo tiene por sabido, la amo. Dejando de lado todo lo que podría decir de ella y de lo mucho que la quiero , continuaré con mi narración. Habiéndola ido a buscar a su casa, la encontré terminando de realizar los quehaceres del hogar, los cuales son menester, y vestida con una falda corta color vino (al menos así me pareció) que se le veía pecaminosamente divina y la eterna blusa de la Graduación de Bachilleres, que si digo que he visto a ella y a Manuel, un amigo, más de tres veces con ella, estoy diciendo poco. Ya finalizado los quehaceres, mi hermosa novia accedió a salir conmigo, al menos unos momentos para dar "una vuelta", obvio ¿no?, el pobre muchacho, o sea yo, la estuvo esperando mientras terminaba, sentado en el sillón de su sala y sin poder hacer nada. Una vez que salimos, dirigimos nuestros pasos al parque de siempre, si, así es, el parquecito de siempre. Creo que es vital para toda relación, tener algunos puntos fijos para grabar en su memoria y que sirven como estacas en torno a las cuales podemos mantener unidos algunos recuerdos. Y además, esos parques, si tuvieran arboles que hablaran que no dirían. Estuvimos en el parque cerca de una hora, tiempo que ahora en retrospectiva, considero una torpe decisión, por las ulteriores consecuencias que en esta narración se enterarán. El norte azotó de frente, de lado, de arriba y hasta por debajo de la lengua como dicen a nuestras indefensas personas, y sirvió de apoyo a la amenaza que en mí, se encontraba latente…

 

No sé si escribir más creo que por el momento esto está bien. Después agregaré todo lo demás que eso créanme irá a alta velocidad y con lujo de detalles. Esto tómenlo como una precuela…

Sin nada más que decir, espero con ansías sus comentarios y si veo que los hay, con seguridad mi participación en el blog, por fin será asidua.

Se despide

 

Sergio Aramís

P.S:

Se me olvidó agregar, que hoy toca!
O al menos eso espero...