lunes, marzo 9

Hola amigos
Que tal?
Pues me encuentro de regreso por aqí con una nueva entrega.
Estuve pensando en subir las razones por las que el futbol es mejor que las mujeres- a petición de Jorge- pero decidí subir mejor lo siguiente.
A continuacion les dejo un fragmento de un libro de Arthur Machen - si no saben quien es... Wikipedia o Gugul XD-.
En este se muestra una conversacion entre dos tipos acerca de lo que es la santidad y la maldad. Espero les sea de su agrado.
EL PUEBLO BLANCO

Por Arthur Machen

Ambroso dijo:
—Brujería y santidad, he aquí las únicas realidades. —Y prosiguió—: La magia tiene una justificación en sus criaturas: comen mendrugos de pan y beben agua con una alegría mucho más intensa que la del epicúreo.
—Os referías a los santos?
—Sí. Y también a los pecadores. Creo que vos caéis en el error frecuente de quienes limitan el mundo espiritual a las regiones del bien supremo. Los seres extremadamente perversos forman también parte del mundo espiritual. El hombre vulgar, carnal y sensual, no será jamás un gran santo. Ni un gran pecador. En nuestra mayoría, somos simplemente criaturas de barro cotidianas sin comprender el significado profundo de las cosas, y por ésto el bien y el mal son en nosotros idénticos: de ocasión, sin importancia.
—¿Pensáis, pues, que el gran pecador es un asceta, lo mismo que el gran santo?
—Los grandes, tanto en el bien como en el mal, son los que abandonan las copias imperfectas y se dirigen a los originales perfectos. Para mí, no existe la menor duda: los más excelsos, entre los santos, jamás hicieron una "buena acción", en el sentido corriente de la palabra. Por el contrario, existen hombres que han descendido hasta el fondo de los abismos del mal, y que, en toda su vida, no han cometido jamás lo que vosotros llamáis una "mala acción".
Se ausentó un momento de la estancia; Cotgrave se volvió a su amigo y le dio gracias por haberle presentado a Ambrosio.
—Es formidable —dijo—. Jamás había visto un chalado de esta clase.
Ambrosio volvió con una nueva provisión de whiskey y sirvió a los dos hombres con largueza. Criticó con ferocidad la secta de los abstemios, pero se sirvió un vaso de agua. Iba a reanudar su monólogo cuando Cotgrave le atajó:
—Vuestras paradojas son monstruosas. ¿Puede un hombre ser un gran pecador sin haber hecho nunca nada culpable? ¡Vamos, hombre!
—Os equivocáis completamente —dijo Ambrosio—, pues soy incapaz de paradojas: ¡ojalá pudiera hacerlas! He dicho, simplemente, que un hombre puede ser un gran conocedor de vinos de Borgoña sin haber entrado jamás en una taberna. Eso es todo, y ¿no os parece más una perogrullada que una paradoja? Vuestra reacción revela que no tenéis la menor idea de lo que puede ser el pecado. ¡Oh!, naturalmente existe una relación entre el Pecado con mayúscula y los actos considerados como culpables: asesinato, robo, adulterio, etc. Exactamente la misma relación que existe entre el alfabeto y la poesía más genial. Vuestro error es casi universal: os habéis acostumbrado, como todo el mundo, a mirar las cosas a través de unas gafas sociales. Todos pensamos que el hombre que nos hace daño, a nosotros, o a nuestros vecinos, es un hombre malo. Y lo es, desde un punto de vista social. Pero, ¿no podéis comprender que el mal, en su esencia, es una cosa solitaria, una pasión del alma? El asesino corriente, como tal asesino, no es en modo alguno un pecador en el verdadero sentido de la palabra. Es sencillamente una bestia peligrosa de la que debemos librarnos para salvar nuestra piel. Yo lo clasificaría mejor entre las fieras que entre los pecadores.
—Todo esto me parece muy confuso.
—Pues no lo es; el asesino no mata por razones positivas, sino negativas; le falta algo que poseen los no-asesinos. El Mal, por el contrario, es totalmente positivo. Pero positivo en el sentido malo. Y es muy raro. Sin duda hay menos pecadores verdaderos que santos. En cuanto a lo que llamáis criminales, son seres molestos, desde luego, y de los que la sociedad hace bien en guardarse; pero entre sus actos antisociales y el Mal existe un gran abismo, ¡creedme!
Se hacía tarde. El amigo que había llevado a Cotgrave a casa de Ambrosio había sin duda oído esto otras veces. Escuchaba con sonrisa cansada y un poco burlona, pero Cotgrave empezaba a pensar que su "alienado" era tal vez un sabio.
—¿Sabéis que me interesáis enormemente? —dijo—. ¿Opináis, pues, que no comprendemos la verdadera naturaleza del Mal?
—Lo sobreestimamos. O bien lo menospreciamos. Por una parte, llamamos pecado a las infracciones sociales. Es una exageración absurda. Por otra parte, atribuimos una importancia tan enorme al "pecado" que consiste en meter mano a nuestros bienes o a nuestras mujeres, que hemos perdido absolutamente de vista lo que hay de horrible en los verdaderos pecados.
—Entonces, ¿qué es el pecado?— dijo Cotgrave.
—Me veo obligado a responder a su pregunta con otras preguntas. ¿Qué experimentaría si su gato o su perro empezaran a hablarle con voz humana? ¿Y si las flores de su jardín se pusieran a cantar? ¿Y si las piedras del camino aumentaran de volumen ante sus ojos? Pues bien, éstos ejemplos pueden darle una vaga idea de lo que es realmente el pecado.
—Escuchen —dijo el tercer hombre, que hasta entonces había permanecido muy tranquilo—, me parece que los dos están locos de remate. Me marcho a mi casa. He perdido el tranvía y me veré obligado a ir a pie.
Ambrosio y Cotgrave se arrellanaron aún más en sus sillones después de su partida. La luz de los faroles palidecía en la bruma de la madrugada, que helaba los cristales.
—Me asombra usted —dijo Cotgrave—. Jamás había pensado en todo esto. Si es realmente así, hay que volverlo todo del revés. Entonces, según usted, la esencia del pecado sería...
—Querer tomar el cielo por asalto —respondió Ambrosio—. El pecado consiste, en mi opinión, en la voluntad de penetrar de manera prohibida es otra esfera más alta. Esto explica que sea tan raro. En realidad, pocos hombres desean penetrar en otras esferas, mas altas o bajas, y de manera autorizada o prohibida. Hay pocos santos. Y los pecadores, tal como yo los entiendo, son todavía más raros. Y los hombres de genio (que a veces participan de aquellos dos) también escasean mucho... Pero puede ser más difícil convertirse en un gran pecador que en un gran santo.
—¿Porque el pecado es esencialmente naturaleza?
—Bueno. La santidad exige un esfuerzo igualmente grande, pero un esfuerzo que se realiza por caminos que eran antaño naturales. Se trata de volver a encontrar el éxtasis que conoció el hombre antes de la caída. En cambio, el pecado es una tentativa de obtener un éxtasis y un saber que no existen y que jamás han sido dados al hombre, y el que lo intenta se convierte en demonio. Ya le he dicho que el simple asesino no es necesariamente un pecador. Esto es cierto; pero el pecador es a veces un asesino. Pienso en Gilles de Rais, por ejemplo. Considere que, si bien el bien y el mal están igualmente fuera del alcance del hombre contemporáneo, del hombre corriente, social y civilizado, el mal lo está en un sentido mucho más profundo. El santo se esfuerza en recobrar un don que ha perdido; el pecador persigue algo que no ha poseído jamás. En resumidas cuentas, reproduce la Caída.
—¿Es usted católico? —preguntó Cotgrave.
—Sí, soy miembro de la Iglesia anglicana perseguida.
—Entonces, ¿qué me dice de esos textos en que se denomina pecado lo que usted califica de falta sin importancia?
—Advierta, por favor, que en esos textos de mi religión aparece reiteradamente el nombre de "mago", que me parece la palabra clave. Las faltas menores, que se denominan pecados, sólo se llaman así en la medida que el mago perseguido por mi religión está detrás del autor de éstos pequeños delitos. Pues los magos se sirven de las flaquezas humanas resultantes de la vida material y social, como instrumentos para alcanzar su fin infinitamente excecrable. Y permita que le diga esto: nuestros sentidos superiores están tan embotados, estamos hasta tal punto saturados de materialismo, que seguramente no reconoceríamos el verdadero mal si nos tropezáramos con él.
—Pero, ¿es que no sentiríamos, a despecho de todo, un cierto horror, este horror de que se hablaba hace un momento, al invitarme a imaginar unas rosas que rompiesen a cantar?
—Si fuésemos seres naturales, sí. Los niños, algunas mujeres y los animales sienten este horror. Pero, en la mayoría de nosotros, los convencionalismos, la civilización y la educación han embotado y oscurecido la naturaleza. A veces podemos reconocer el mal por el odio que manifiesta al bien y nada más; pero esto es puramente fortuito. En realidad, los Jerarcas del Infierno pasan inadvertidos a nuestro lado.
—¿Piensa que ellos mismos ignoran el mal que encarnan?
—Así lo creo. El verdadero mal, en el hombre, es como la santidad y el genio. Es un éxtasis del alma, algo que rebasa los límites naturales del espíritu, que escapa a la conciencia. Un hombre puede ser infinita y horriblemente malo, sin sospecharlo siquiera. Pero repito; el mal, en el sentido verdadero de la palabra, es muy raro. Creo incluso que cada vez lo es más.
—Procuro seguirlo —dijo Cotgrave—. ¿Cree usted que el Mal verdadero tiene una esencia completamente distinta de lo que solemos llamar el mal?
—Absolutamente. Un pobre tipo excitado por el alcohol vuelve a su casa y mata a patadas a su mujer y a sus hijos. Es un asesino. Gilles de Rais es también un asesino. Pero, ¿advierte usted el abismo que los separa? La palabra es accidentalmente la misma en ambos casos, pero el sentido es totalmente distinto. Cierto que el mismo débil parecido existe entre todos los pecados _sociales_ y los verdaderos pecados espirituales, pero son como la sombra y la realidad. Si usted es un poco teólogo, tiene que comprenderme.
—Le confieso que no he dedicado mucho tiempo a la teología —observó Cotgrave—. Lo lamento; pero, volviendo a nuestro tema, ¿cree usted que el pecado es una cosa oculta, secreta?
—Sí. Es el milagro infernal, como la santidad es el milagro sobrenatural. El verdadero pecado se eleva a un grado tal que no podemos sospechar en absoluto su existencia. Es como la nota más baja del órgano, tan profunda que nadie la oye. A veces hay fallos, recaídas, que conducen al asilo de locos o a desenlaces todavía más horribles. Pero en ningún caso debe confundirlo con la mala acción social. Acuérdese del Apóstol: hablaba del otro lado y hacía una distinción entre las acciones caritativas y la caridad. De la misma manera que uno puede darlo todo a los pobres y, a pesar de ello, carecer de caridad, puede evitar todos los pecados y, sin embargo, ser una criatura del mal.
—¡He aquí una psicología interesante! —dijo Cotgrave—. Pero confieso que me gusta. Supongo que, según usted, el verdadero pecador podría pasar muy bien por un personaje inofensivo, ¿no es así?
—Ciertamente. El verdadero mal no tiene nada que ver con la sociedad. Y tampoco el Bien, desde luego. ¿Cree usted que se sentiría a gusto en compañía de san Pablo? ¿Cree usted que se entendería con Sir Galahad? Lo mismo puede decirse de los pecadores. Si usted encontrase a un verdadero pecador, y reconociese el pecado que hay en él, sin duda se sentiría horrorizado. Pero tal vez no existiría ninguna razón para que aquel hombre le disgustara. Por el contrario, es muy posible que, si lograba olvidar su pecado, encontrase agradable su trato. ¡Y, sin embargo...! ¡No! ¡Nadie puede adivinar cuán terrible es el verdadero Mal...! ¡Si las rosas y los lirios del jardín se pusieran a cantar esta madrugada, si los muebles de esta casa empezaran a desfilar en procesión como en el cuento de Maupassant...!.
—Celebro que vuelva a esta comparación —dijo Cotgrave—, pues quería preguntarle a qué corresponden en la Humanidad, estas proezas imaginarias de las cosas que usted cita. Repito: ¿qué es, pues, el pecado? Quisiera que me diera usted un ejemplo concreto.
Por primera vez, Ambrosio vaciló.
—Ya le he dicho que el verdadero Mal es muy raro. El materialismo de nuestra época, que tanto ha hecho para suprimir la santidad, tal vez ha hecho más aún para suprimir el mal. Encontramos la tierra tan cómoda, que no sentimos deseos de subir ni de bajar. Todo ocurre como si el especialista del Infierno realizase trabajos puramente arqueológicos.
—Sin embargo, tengo entendido que sus investigaciones se han extendido hasta la época actual.
—Veo que está usted realmente interesado. Pues bien, confieso que he reunido, en efecto, algunos documentos que...
Eso Es Todo Por Hoy
Mañana Andaré por Xalapa
A Ver Que PatoAventuras Les Traigo
atte.
Su Anfitrion
Serj Aramís

viernes, enero 30

Pues mas de medio año de abandono de mi blog.

Neta que me paso de lanza pero X, seguimos por lo que nos trae aquí.

Hoy publicaré el primer capitulo de unos de mis trabajos de literatura, cuando incursioné en la narrativa.

Es una novela que escribí en colaboración con mi estimado amigo Jorge Mendoza.

Se llama Inútiles Deseo Se las Dejo Aquí:

El cielo empezaba a nublarse, las cortinas rojas, grandes y suaves que envolvían a las ventanas de cristal tan transparente como el agua de esos ríos tan limpios y puros, aquellos que el hombre amenaza con desaparecer, se agitaban vigorosamente con el viento que soplaba con una fuerza intimidadota, señal de una próxima lluvia.
Corrían cerca de las 6 de la tarde de un sábado. Frente a las ventanas yace un sofá viejo, grande de un color desgastados por el tiempo, en el sentado esta un hombre vestido con una camisa blanca de fina tela importada de Europa, pantalón negro de iguales condiciones, una corbata desarreglada de rayas azules. En la mano sostenía un vaso con vestigios de licor.
Contempla el agua que resbala por las ventanas. Su mirada se pierde en cada gota que acaricia el cristal, cual madre a su retoño, y en ella se advierte un pensamiento profundo, un recuerdo de aquellos que parecen estar pasando ante sus ojos como si fuera una película, una mal actuada de la que quisiera corregir varias cosas.

Recordaba como se habían conocido el y su esposa. Eran vecinos y se conocían desde niños. Ella era una muchacha linda e inteligente de clase media, hija de un carpintero y de una madre amorosa. El era hijo de unos campesinos muy trabajadores, característica esencial de la gente de campo. Ella era hija única y él, el mayor de 3 hermanos, de los cuales solo el alcanzaría a cumplir la mayoría de edad y a convertirse en adulto.

- Hola Mercedes, ayer me quede esperándote toda la tarde.
- Si, lo se discúlpame, es que me quede ayudando a mi mama a limpiar la casa y ya no pude ir contigo, pero te prometo que el próximo domingo iré.
- Mmmm... ahora que había estado practicando y ya aprendí a arrojar piedritas al agua y que brinquen.
- A ver si es cierto Rodrigo, ya te he enseñado muchas veces y parece que no aprendes- ambos rieron, eran buenos amigos y ambos se gustaban, pero Mercedes era una chava un poco tímida y no quería ver las insinuaciones de Rodrigo.-
- Mercedes, niña hermosa, ven, vamos a comer nieve, yo te invito.
- ¡¡Nooooooo... como crees!! es que... tengo que ayudar a mi madre.
- Anda, no creo que se enoje, solo es un momento, uno chiquito.
- No por que luego las vecinas van de chismosas e inventan cosas que no pasan.
- Anda, no pasara nada, vamos- Rodrigo la tomo de la mano y la llevo con el, ella puso un poco de resistencia pero finalmente accedió y fue con el.

Con el tiempo se hicieron novios y el destino quiso que siguieran juntos, a pesar de que al empezar la universidad tuvieron que dejar el pueblo, afortunadamente estudiaron en la misma universidad y su cariño se fue haciendo mas grande, aunque del lado de Mercedes se hacia mas pronunciado que en el de el.

En la cafetería de la universidad, Rodrigo estudiaba filosofía del Derecho sentado en una de las bancas del lugar, al tiempo que tomaba un café y Mercedes se aproximaba donde yacía el sentado
- Hola Rodrigo, ¿que te parece si vamos a comer hoy que cumplimos 3 años de novios? Tiene mucho tiempo que no lo hacemos siempre estas ocupado estudiando.
- Mmm…. Discúlpame mi amor, pero tengo que estudiar filosofía por que tengo exámenes la próxima semana y quiero salir bien, quizás otro día.
- ¿Quizás?
- Si es que estoy muy atareado por la escuela, quisiera estar contigo, pero no puedo, perdóname.
- Está bien mi amor, no te preocupes, yo te busco después. Nos vemos luego.

Mercedes se fue a la pensión en la que vivía con varias amigas cerca de la universidad, un poco molesta por lo sucedido con su novio, pero ilusionada por que estaban juntos y por que ella imaginaba una vida junto a el, con hijos y viviendo felices por siempre.

A unas calles de ahí Rodrigo se divertía con sus amigos en un bar que frecuentaban el y sus amigos, bebían y platicaban de sus asuntos escolares y sobre todo de chicas, cuando Rodrigo advirtió la presencia de una de las amigas de su novia.

- Rodrigo, mira quien esta ahí, ¿no es la amiga de Mercedes?
- Si, ya la vi. ¡diablos! Ahora seguramente le ira con el chisme a Mercedes y se enojara seguramente, con lo que me molesta eso, que se enoje. Se pone neurótica y no la aguanta ni su madre. Ya veré el modo de contentarla…
- ¿ De que te preocupas? se ve que esta loca por ti
- Si, lo se pero yo no tanto por ella, pero ya la contentare.

Rodrigo salio del bar apresurado a buscar a Mercedes puesto que suponía que su amiga le contaría lo sucedido. Después de comprarle un bello ramo de flores, pensaba que decirle, hasta que se le ocurrió pedirle matrimonio, con la esperanza de que le dijera que eso era muy apresurado nunca se espero otra reacción.

Mercedes se encontraba en su habitación intentando convencerse una y otra vez del amor de Rodrigo mientras contemplaba como las gotas de lluvia reflejaban la luz de los faros que alumbraban una calle desolada. Mientras Rodrigo se acercaba a la ventana del cuarto de Mercedes sin una idea clara de lo que iba hacer y aunado a eso un cerebro intoxicado por unas cuantas copas, le era difícil pensar claramente. Entro descaradamente al cuarto de Mercedes con el consentimiento de sus compañeras de cuarto, ella se quedo atónita por la gran sorpresa que este hecho le causaba intento saludarlo pero antes de que ella dijera palabra alguna Rodrigo la abrazo fuertemente y tomando lentamente su mano se puso de rodillas mientras que con una ligera sonrisa Rodrigo le dijo:

- Quiero hacerlo bien- como respuesta al rostro estupefacto de Mercedes, Rodrigo continúo- desde siempre te he querido mucho y tu lo sabes, por eso es que somos novios y por eso es que desde chamaco te insistí en que lo fuéramos. Hoy me he dado cuenta lo mucho que te necesito y por eso he pensado bastante en esto que quiero decirte: ya es mucho tiempo de noviazgo y yo tengo otras aspiraciones que no incluyen esto en mi vida- el rostro de Mercedes palidecía ante las palabras de Rodrigo, que le penetraban por los oídos, sacudían su cuerpo y se clavaban en su corazón y lo destrozaba- por eso es que quiero preguntarte…¿quieres casarte conmigo?- esta ultima oración fue un bálsamo tranquilizante para Mercedes que cegada por la emoción en ese momento no dudo en contestar llena de entusiasmo a la propuesta de su amado.
- Si - y no dudó en abalanzarse a los brazos de Rodrigo que apenas se ponía de pie, el momento de éxtasis se sintió en la habitación, el deseo que llenaba a sus cuerpos se consumo esa noche de pasión que no dio lugar a más palabras.

Las gotas de lluvia seguían resbalando por el cristal, gota por gota los recuerdos iban fluyendo hasta que una voz turbo la marejada de ello.
- ¡Papá!... ¡papaaaa! Tengo que irme, saldré con unas amigas…
- Ah…este… si, si ve yo aquí estaré en la casa Mayra - contesto el padre quien estaba apenas saliendo de esos recuerdos que se habían apoderado de el por unos instantes.
- Por cierto te esta esperando pedro en la sala, llego hace un momento y le dije que pasara.
- Ok esta bien- Rodrigo saco de su cartera unos cuantos billetes de alta denominación y le dio a su hija para que fuera a divertirse con sus amigas.-
Mientras Mayra tomaba los billetes de la mano se desilusionaba ante la indiferencia de su padre. Veía como el cariño que no se le había dado durante 21 años se le ponía precio. Rodrigo se dirigió hacia la sala donde lo esperaba su compadre, su amigo de tantos años. Era un hombre de aspecto agradable, en cuyo rostro se veía el optimismo con el que enfrentaba la vida, era una persona en la que siempre podías encontrar su mano alentadora para esos momentos amargos o dolorosos de la vida, desde siempre escuchaba y auxiliaba a Rodrigo y ese día no seria la excepción.
Pedro no tardo en advertir la cara de inquietud de su amigo Rodrigo por lo que cuestiono inmediatamente:
- ¿Qué te ocurre hombre? Parece que viste un muerto
- Lo he visto, Pedro- acompañando sus palabras con un suspiro que reflejaban un gran pesar
- Explícate claramente
- He visto el tiempo muerto de mi vida, lleno de recuerdos y pesares que hoy me atormentan- dijo Rodrigo con una voz que parecía quebrarse pero su carácter fuerte se impuso ante aquel momento de debilidad al manifestar sus sentimientos.
Su amigo lo miraba fijamente, lo conocía muy bien sabia que Rodrigo era un hombre fuerte y forjado en un mundo duro y que no se inquietaba por pequeñeces por lo que le extraño el estado en el que se encontraba
- ¿Cuáles son esos sentimientos y recuerdos que agobian a mi infalible amigo?
- Solo pienso en Mercedes y lo que ha sido nuestra relación, sobre todo últimamente que mi trabajo ya no es tan absorbente.
- No entiendo francamente, si eres mas libre ahora deberías llevar una mejor relación con tu familia ¿acaso no siempre lo que te pedían era tiempo?
- Pues si, pero cuando yo estaba ausente mas tiempo de casa, Mercedes se dedicaba a cuidar a Mayra y yo en el trabajo, todo es muy diferente a cuando éramos jóvenes, hoy solo somos unos desconocidos prácticamente ya no se como acercarme a Mercedes solo compartimos la cama pero sin nada mas de por medio, cuando ella se me acerca la alejo de mi sin ninguna razón comprensible dañando sus sentimientos hacia mí.
- Si compadre pero que ¿no comprende lo mucho que lo ama esa mujer? O caso ¿ya no la ama?
- Pues es que no es eso, si la quiero, pero no se ya como tratarla. No la quiero tanto como ella a mí.
- Entonces debes hablarle con la verdad por que así, si no la quieres ella sabrá que hacer con su vida y no estar perdiendo el tiempo con alguien que no la quiere, discúlpame si no te parece, pero es la verdad.
Rodrigo no contestaba, se quedaba pensando con las palabras de su amigo revoloteando en su cabeza, sabia que tenia razón pero no quería reconocerlo, era muy orgulloso como para aceptar su error. Empezaba a molestarse
- Ya veré que hago, pero yo también he sacrificado muchas cosas por ella y no se por que tienes que estar dándome terapia de pareja si tu también terminaste con tu esposa y por ponerle el cuerno con tu secretaria.
- Pero reconocí mi error y acepte las consecuencias, pero tu pareces querer vivir en el tuyo. Acéptalo, casarte con ella es tu mas grande error, por que el querer no es suficiente para adquirir ese tipo de compromiso- pedro empezaba a levantar la voz molesto por el comentario de su divorcio que tanto trabajo le había costado superar-
- Pero no estabas en iguales condiciones- también Rodrigo levanto la voz al tiempo que se levantaba del asiento rápidamente y seguía hablando- yo tengo una familia y un divorcio seria dañarla, destruirla, pienso en mi hija con unos padres divorciados y no creo que sea lo mejor yo la amo y quiero lo mejor para ella.
- Tu hija ya esta grande, pero por lo visto no has sabido demostrar que la amas, darle dinero no es sinónimo de darle amor y tu crees que es asi pero no. Tu hija solo es un pretexto para no afrontar la verdad de lo que sucede entre tu y Mercedes.
- Pero...
- ¡Déjame terminar!- grito pedro.
- ¡No!, estoy en mi casa y no voy a permitir que me digas que hacer como si fuera un mozuelo- grito exaltado Rodrigo.
El ruido provocado por la puerta principal que se abría desconcertó a ambos, quienes voltearon ayer inmediatamente quien era. Mercedes hizo acto de presencia calmando los ánimos entre los amigos.
- Hola chicos, ¿Por qué esos gritos? Se oyen hasta allá afuera, vengo bajando del auto y escucho los gritos.
Rodrigo y pedro se sintieron apenados por la escenita protagonizada por ambos y disimularon su enojo.
- No es nada mujer, ya sabes como es el compadre de gritón, estábamos platicando del futbol y esa es su pasión.
- Si comadre nada mas es eso la pasión por el fútbol- respondió pedro un poco nervioso.
- Bueno pero es que tan locos los trae el futbol…tan siquiera lo jugaran no que solo están sentadotes viendo como juegan otros.
- Pues si, ya sabes que eso no se nos da mucho- decía Rodrigo tratando de no alargar mas la conversación.-
- Ah como no compadre, no se acuerda que de chamacos como corríamos jugando fútbol…- Rodrigo le dio un disimulado codazo que le dio a entender que mejor debía callarse.- este… yo me retiro comadre nada mas vine de pasadita.
- Esta bien que le vaya muy bien, cuídese.
- Te acompaño a la puerta- agrego Rodrigo.-
Ambos se encaminaron hacia la puerta sin olvidar el incidente.
- Disculpa por la discusión, es que tengo los pensamientos muy revueltos- dio Rodrigo apenado por haber discutido de esa manera con su amigo.
- No te preocupes, eso pasa a veces, nada mas no eches es saco roto todo lo que te dije.
- No lo hare, vete tranquilo.
Pedro salió de la casa y Rodrigo se dirigió hacia donde se encontraba su esposa.
- ¿Qué tal te fue?
- Pues bien. Ya compre todo lo que hacia falta, están en el coche, te iba a pedir apenas que me ayudaras a bajar las cosas.
- Si ahorita voy.
- Oye ¿y Mayra?
- Salió con unas amigas, no me dijo a que horas regresaba.
Rodrigo se notaba distraído y Mercedes se dio cuenta.
- ¿Qué tienes amor?
- Nada no es nada, tengo un poco de sueño.
- ¿Seguro que nada?
- Si… seguro
- Te amo- decía Mercedes mientras se acercaba a su esposo y lo besaba tiernamente, realmente se notaba que lo quería, en sus ojos se advertía la necesidad de estar a su lado, lo amaba con todo su corazón, veía en el complemente a su ser, aunque también sentía que de un tiempo acá las cosas no eran tan buenas como antes, pero pensaba que era pasajero y que a todas las parejas les pasaba y que la suya no iba a ser la excepción, que el amor que ambos se tenían saldría a flote en cualquier adversidad.-
- Yo también te amo-respondió Rodrigo con una sonrisa cosida a fuerza por las circunstancias y devolvió el beso a su mujer.

Eso fué todo por hoy espero y lo disfruten.

Nos vemos luego en otra entrega.

Se Despide

Sergio Aramís

P.S.1: Es Viernes, y HOY TOCA.

P.S.2: Si no saben dejar comentario chequen esto que hizo mi sista Bicho http://elquenoquieraentenderqueentienda.blogspot.com/2008/12/como-poner-un-komentario-indicaciones.html ahi esta todo.